Sobre el césped, a la sombra de los árboles, algunos estiraban los brazos; otros elongaban, mientras recuperaban aire fresco. Habían regresado de una caminata por los senderos del cerro en Tafí Viejo. Era un grupo de 35 personas. Todos extranjeros. Jóvenes, de entre 17 y 24 años, provenientes de Australia, Canadá, Estados Unidos, Eslovenia, Brasil, Alemania, Francia, Dinamarca, Turquía, Siria, Colombia, Tailandia, Nueva Zelanda, y Hungría que viven en Tucumán por diferentes motivos: becarios, estudiantes universitarios y voluntarios.
El rostro transpirado, pero felices por la caminata y con una botella de agua mineral en la mano, cruzaban anécdotas sobre el periplo que habían protagonizado al mediodía. Nuria Lühr es de Berlín, Alemania. Hace dos meses llegó a Tucumán y planea quedarse hasta agosto del año próximo. Trabaja en la Fundación “Manos Abiertas” y dijo que le encantan las montañas tucumanas. “La caminata por el bosque estuvo maravillosa”, afirmó con entusiasmo.
La joven está acostumbrada al menú local. “Mi comida preferida son las empanadas -explicó-, pero como soy vegetariana las prefiero de queso y tomate”, señaló.
Al costado de la piscina, rodeados por un bosque verde, los integrantes del ballet del Limón preparaban sus atuendos folclóricos para ensayar unos pasos de baile con los visitantes. Entre risas esperaban dominar el pañuelo y los tiempos de movimiento de la chacarera y el malambo.
Peter Nasztor es de Hungría. En 2010 llegó por primera vez a Tucumán en un intercambio estudiantil. Se enamoró de una tucumana que hoy es su esposa y viven un tiempo en Hungría y otro en Tucumán. Enseña inglés y español en un instituto privado de Monteros. “Lo que más me gusta es el folclore -remarcó en un español muy claro-, soy bailarín, me encanta la música folclórica y ya aprendí a bailar malambo”, detalló. En la cocina amenizaron las bromas con la preparación del típico menú tucumano: empanadas y milanesas. Los paladares extranjeros degustaron los sabores locales.
“El mayor aprendizaje que me dio Tucumán fue siempre concentrarme en la belleza de las personas -dijo-, Tucumán tiene un paisaje bello, muy lindo, pero la gente es más bella todavía; son muy abiertos, amigables, muy buena onda y eso me gusta mucho”, remarcó.
A lo largo del día, la agenda incluyó charlas con artesanos y muestra de productos, juegos de integración, y para el cierre un fogón al aire libre y una cena grupal de despedida.
El día estaba semi-nublado y, por eso, fue un día perfecto para disfrutarlo al aire libre. La mayoría dijo que estaba acostumbrado tanto al calor como a las repentinas lluvias de esta zona del país.
Alberto Ramírez Flores es de Guanajuato, México. Hace cinco meses se instaló en Tucumán por un intercambio estudiantil. “Es lo mejor que me pasó porque conocí a personas muy cálidas y agradables, los tucumanos en sí me recuerdan mucho a México porque son muy cálidos”, afirmó.
Admitió que solo extraña un poco la comida de su país y la familia. Dijo que al menú tucumano solo le falta un poco más de ají. Es ingeniero químico y vino a estudiar para aprender sobre la ingeniería química en Argentina, la producción de nafta a partir de la caña de azúcar. “No sabía que había tantos extranjeros en Tucumán -aseguró-, no tenía ni idea que de existían más personas de otros lugares y la verdad que esto parece una asamblea de las Naciones Unidas y me voy muy contento de Tafí Viejo”, precisó.
La hostería municipal Atahualpa Yupanqui de “La ciudad del Limón” fue el sitio elegido por el Ente Tucumán Turismo para alojar al grupo integrado por alrededor de 100 jóvenes extranjeros. La fachada del edificio, pegado al pie del cerro taficeño, lució ayer las banderas de cada país representado por jóvenes que residen temporalmente en Tucumán.
El programa se inició en 2016 con el objetivo de mostrar los potenciales turísticos de la provincia, a través de los participantes del intercambio estudiantil. Máximo Lozano Muñoz, impulsor del programa desde el Ente de Turismo, recordó que es la tercera vez que se realiza “Tucumán en tu vida”. La primera ocasión se hizo en El Cadillal; al año siguiente fue en San Javier y ahora le tocó el turno a Tafí Viejo. Anticipó que el año próximo se elegirá el circuito sur de la provincia.
Teodoro Karamaneff, director de Turismo de la Municipalidad de Tafí Viejo, también participó en la jornada con los visitantes. “Es una experiencia emotiva, que tiene que ver con los orígenes de Tafí Viejo, que en su momento fundacional recibió 14 corrientes inmigratorias; entonces, recibir a chicos de 27 países es un orgullo para los taficeños”, afirmó.
La noche se cerró con un fogón, y para la cena sirvieron choripán. “Buscamos que pasaran un día típicamente tucumano”, insistió Karamaneff.